En favor del Espiritismo, respeto y atención.

Octávio Caúmo Serrano | caumo@caumo.com

Nuestro centro espiritista, pequeño y modesto, “Los Esênios”, fue fundado en Paraíba en 1997 y desde el inicio implantamos reglas de disciplina, copiando la institución fundada en 1982 en São Paulo: iniciamos las reuniones en la hora establecida, cuando cerramos la puerta, no permitiendo la entrada de retardatarios; no hacemos excepciones.

Hay otras exigencias. Por ejemplo, que no se usen ropas sensuales, porque no son propias para reuniones de este tipo, especialmente las espiritistas, porque conocemos la actuación de la espiritualidad inferior que se prevalece de la invigilância de los desavisados para esparcir negatividades, llenando las personas de pensamientos malos. Bezerra de Menezes y Luiz Sergio tienen páginas a ese respeto. Pedimos que se sienten por orden de llegada para que unas no molesten a las otras. Que no conversen ni desaprovechen el tiempo de oración y agradecimiento con la manipulación de los celulares, que, allí, son altamente inconvenientes. Si nos ocupamos más con las noticias y las redes sociales, los buenos espíritus nos abandonan y van a cuidar a quien esté realmente interesado. Todo a su tiempo, a la hora y local propios.

A las personas que llegan por primera vez al centro y van con ropas impropias o escotadas, ofrecemos un chal, discreto, absolutamente limpio, dando a ella la opción de usarlo o no participar de la reunión. En el inicio, como tenemos ampliamente divulgado en nuestro blog en  internet y en la puerta de llegada, no permitíamos la entrada de personas en esas circunstancias. Sin embargo, para no decepcionar a los que desconocían las exigencias, ya que no son habituales en la mayoría de las casas espiritistas o templos de cualquier doctrina, decidimos por la alternativa del abrigo temporal y ofrecemos nuestro folleto, publicado en la RIE de noviembre de 2006, “Un Centro Diferente” [1], para que sepan las razones que nos llevaron a tal procedimiento.

Como norma, las personas aceptan nuestra solicitación sin problema. Sin embargo, una vez u otra, hay alguien que no se pone de acuerdo con nuestra manera de administrar la casa. Son personas que no les gustan ser contrariadas, pues se enojan. No son fieles en el poco, pero quieren recibir mucho de Dios. Y hay quien diga que no entiende porque tanta exigencia, qué no se ve en otros centros. Exactamente porque si el dirigente espiritista es el guardián de la doctrina en su centro, debe seguir rigurosamente las orientaciones del Espiritismo para evitar obsesiones gratuitas, por medio de providencias simples. Si nadie se exhibe con sensualidad y actitudes provocantes, los pensamientos frívolos se quedarán lejos de nuestra mente. Sin embargo, si el escenario está delante de nosotros, ya aprendemos con Jesús, quien quiera que lance la primera piedra. Somos todos aún vulnerables a estas ocurrencias.

Quien va al centro no atiende a una invitación de la institución, sino de Jesucristo, del Evangelio o de su propio sufrimiento. Nadie está obligado a permanecer o entrar en un ambiente que lo desagrade. Si no concuerda con las reglas hay muchos otros centros como alternativa. Cada actitud implantada en nuestra casa fue resultado de análisis, estudio de pros y contras para que no agraviásemos los visitantes, pero para que también no contrariásemos la doctrina. No queremos una casa llena de personas engañándose, sino de criaturas que aprovechen ese sublime y raro instante semanal para colocar más un ladrillo en el edificio de su casa mental, edificándola en la roca y no en arenas movedizas.

Cuando Emmanuel comenzó su trabajo con Chico, luego aclaró que exigía de él como elemento básico que hubiese disciplina en la obra que realizarían. La naturaleza da ejemplos todos los días. Si el sol nació hoy en determinada hora, minutos y segundos, en este mismo día, en el año próximo, nacerá otra vez en esta misma hora.  ¿Alguien se atreve a decir qué es por acaso qué eso acontece hay milenios sin fallar nunca? Cuando plantamos semillas fructíferas en un pomar sabemos, de antemano, cuanto tiempo tardarán a producir y la cantidad de frutas que cogeremos. Hay los que venden la cosecha anticipadamente. Las mareas ascienden y bajan a cada seis horas. La mujer tiene su hijo después de nueve lunas. ¿No es muy organizado para ser confundido con el acaso?

La disciplina de la comida, del sueño, del ocio, del estudio muestra que nuestra salud depende de ella. Todos los excesos nos perjudican, adoleciéndonos. El mismo se da con nuestro comportamiento al manejar un vehículo, al caminar en la calle, al usar un autobús o ejecutar un trabajo. Tenemos compañeros a nuestro lado en todas las situaciones, con derechos y deberes iguales a los nuestros. ¡A ellos, lo que queremos a nosotros!

Cuando vamos a un centro para energizarnos espiritualmente, es necesario despojarse de quejas o prejuicios, exigencias o reclamaciones, respetando la casa a concentrándonos solamente en el auxilio que buscamos, sabiendo que simultáneamente somos usados para donar y servir, sin perjuicio para nuestra salud. Al contrario, recibiendo renovadas las eventuales donaciones que uno cogió de nosotros.

Ayude siempre. Ofrezca lo que pueda a la institución que tan bien lo recibe. Pero si no puede donar nada material, dé su respeto, su silencio, su buena vibración y su disciplina. Sin percibir, será ejemplo para muchos que están a su lado y lo observan sin que usted ni siquiera perciba.

¡Qué Dios nos ayude!

  1. Documento disponible en: https://essenios.wordpress.com/wp-content/uploads/2008/10/um-centro-diferente2.pdf

RIE – Revista Internacional de Espiritismo – Noviembre 2017